Cuando era pequeño, comía de todo alternando con los biberones: coles de Bruselas, quesos fuertes... su boca se abría de par en par y redonda cuando se acercaba la cuchara. Pero, desde hace algún tiempo, el bebé ya no es goloso. Al contrario, es exigente y rechaza toda novedad. Atrás queda el descubrimiento de sabores y la curiosidad. En su plato, las patatas, la pasta y los purés dan vueltas en círculo. Se trata de la neofobia alimentaria, una desconfianza natural, a veces complicada de gestionar, frente a los nuevos alimentos.
RESUMEN :
- Neofobia alimentaria, reconocer y domar este cambio
- La influencia del medio ambiente y la sociología de la alimentación
- Los secretos de un plato que da ganas de comer
- El consejo de Élhée: cuando el envase marca la diferencia
- Apoyo sin estrés: la clave para unas comidas tranquilas
- Más allá de la neofobia: construir una relación positiva con la comida
Neofobia alimentaria, reconocer y domar este cambio
La neofobia alimentaria aparece de forma más o menos gradual en torno a los 18-24 meses, más o menos al mismo tiempo que el periodo de oposición y sus recurrentes "¡No!". Aunque hasta entonces comía muy bien, tu hijo rechaza cada vez más a menudo los alimentos nuevos. ¿Es éste tu caso? A continuación te explicamos cómo identificar con seguridad este comportamiento alimentario tan común.
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A pesar de las complicaciones a veces importantes, la neofobia alimentaria sigue siendo un mecanismo natural, una etapa clave en el desarrollo del bebé, que vosotros, padres, tendréis que superar con paciencia y creatividad. 🤗
Pero tranquilo, no estás solo. Según un estudio realizado en 432 niños de entre 3 y 60 meses (5 años) y publicado en 2018 por Natalie Rigal y Virginie Soulet, investigadoras en psicología infantil de la Universidad de París Ouest:
- El 57% de los niños de entre 3 y 6 meses padecen neofobia alimentaria moderada.
- El 90% de los niños de entre 19 y 36 meses (3 años) se ven afectados por este comportamiento alimentario, cuyo pico de intensidad se alcanza entre los 2 y los 6 años.

Un periodo que tiende a calmarse de forma natural a partir de los 3 años y que puede presentar diferentes grados de intensidad según el niño.
- En los casos de neofobia leve, el niño se muestra un poco reacio a probar nuevos alimentos, pero con repetidos intentos y ánimos, acaba aceptándolos sin que ello afecte a su dieta general.
- La neofobia moderada se traduce en un rechazo categórico de nuevos alimentos, a veces con manifestaciones de estrés o ansiedad.
- El llanto, los ataques de pánico o los vómitos ante la idea de probar algo por primera vez indican una neofobia alimentaria grave.
- Por último, la neofobia también puede ser selectiva, con un niño que acepta ciertos alimentos (como frutas o cereales) y rechaza otros (verduras, carne, etc.).
La influencia del medio ambiente y la sociología de la alimentación
El temperamento único de cada niño también influye en su relación con la comida. Hipersensibles, algunos se muestran especialmente vigilantes ante las texturas, los olores o los cambios en el plato. Una timidez natural también podría frenar el deseo de explorar nuevos alimentos.
El contexto familiar constituye el primer laboratorio gustativo del niño. Como padres y sus primeros modelos, les transmitís vuestras preferencias alimentarias y vuestra relación con la comida.
Además, el ambiente general de las comidas deja una huella duradera: un enfoque demasiado autoritario corre el riesgo de crear tensiones, mientras que un entorno atento, gourmet y colaborativo fomenta la experimentación.
Más allá del círculo familiar, el entorno social amplía el campo de influencias. En la guardería y más tarde en el colegio, sobre todo gracias al comedor, tu hijo descubre otros alimentos, otras formas de cocinarlos y de comerlos. Los otros niños asumen a su vez el papel de modelos, a veces incluso más influyentes que los propios padres.
Por último, el periodo de diversificación sienta las bases de la relación con la comida. Cada descubrimiento gustativo, cada momento compartido en torno a un plato contribuye a construir la memoria alimentaria del niño. El DME (baby-led weaning) es, por tanto, una experiencia gustativa especialmente adecuada, marcada por el descubrimiento y la autonomía.
10 frases de rechazo que todo padre ha oído alguna vez en la mesa
- "¿Qué es?" (Léase: cualquier cosa que no sea pasta.)
- "¡Pica en los ojos!" (Delante de un brócoli.)
- "Primero pruebo con los dedos" (pericia táctil ante todo.)
- "No es como siempre" (Es la misma receta.)
- "Estoy demasiado cansado" (¿Y el postre?)
- "Hay cosas en él/piezas..." (Invisibles, pero imposibles de tragar.)
- "¡No es bueno!" (El clásico, pronunciado antes incluso de intentarlo).
- "¡Euuuuurk!" (Corto, eficaz y muy expresivo.)
- "¡Quiero las zanahorias solas!" o "¡La salsa está SOBRE la pasta!" (Esto es un desastre).
- "Prefiero la pasta" (El argumento definitivo, que surge todos los días, sea cual sea el menú).
🤭 Y la tuya, ¿cuál es la frasecita que te ha hecho soltar una carcajada?
Los secretos de un plato que da ganas de comer
¿Recuerda el último plato que le hizo salivar? Una bonita combinación de colores, una presentación cuidada, un buen olor y listo, ¡se despierta el apetito! Para los niños, incluso difícil, incluso exigente, es lo mismo. Como el plato se come primero con los ojos, unos cuantos trucos de presentación pueden transformar la comida en un descubrimiento.
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Una paleta de colores variada y sorprendente:
- judías verdes crujientes y zanahorias naranjas: los contrastes llaman la atención,
- colores vivos, salsas, que despiertan la curiosidad.
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Un juego de formas para sonreír:
- estrellas vegetales y cubos de fruta,
- triángulos sándwich,
- tortitas con forma de corazón,
- pequeñas porciones bien separadas en el plato.
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El arte de la puesta en escena culinaria:
- un camino de guisantes a través del plato,
- un bosque de brócoli frente a un sol de puré,
- raciones en miniatura para los nuevos alimentos,
- rituales tranquilizadores, un lugar designado, utensilios familiares...
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Consejos que funcionan:
- "Alimentos puente" (como los boniatos para dar gusto a los fans del puré de patata),
- talleres de cocina en familia en los que cada uno participa a su nivel y de buen humor.
El consejo de Élhée: cuando el envase marca la diferencia

¿Te ha dicho alguna vez tu pequeño que preferiría comer como antes? ¿Como cuando era un bebé? Como cuando su biberón preferido era para todas las comidas lácteas? Si es así, tenemos buenas noticias para ti: el BibROND es multifuncional.🩷
Después de la lactancia o cuando ya no le des el biberón, ¿sabías que puedes seguir utilizando los biberones Élhée? Retire la tetina y añada la tapa suministrada para transformarlos en pequeños tarritos herméticos, perfectos para transportar el puré de bebé o la fruta de su hijo. Una forma sencilla de quitarle dramatismo a la alimentación y tranquilizarles por completo.
¿Quieres otro consejo para intentar contrarrestar la neofobia alimentaria de tu hijo? También merece la pena descubrir el vaso de aprendizaje Élhée para plantearse ir a la mesa como un adulto. A prueba de fugas y dedicado a la bebida, es una buena excusa para comer con y como mamá y papá.
Apoyo sin estrés: la clave para unas comidas tranquilas
Todos los padres saben que mantener la calma cuando su hijo rechaza sistemáticamente los alimentos nuevos o se niega rotundamente a probar lo que usted le ofrece no siempre es fácil.
Así que, en la próxima comida, respire hondo y dígase a sí mismo que no está solo. ¿La buena noticia? Cuanto más suavemente acompañes este periodo de neofobia alimentaria, más capaz será tu pequeño de abrirse a nuevos sabores.
Así que, durante el periodo de descubrimiento, olvídate de la presión, del bocado extra o del chantaje por el postre (que todos hemos probado 🫣). Deja que cada uno coma a su ritmo. Y, como primer modelo de tu hijo, comparte con él tu avidez y tu curiosidad: el mimetismo hará el resto.
Por último, deja que el tiempo haga su trabajo, teniendo en cuenta que la neofobia alimentaria es una etapa normal del despertar del gusto.
Las pequeñas victorias que lo cambian todo
La vida familiar está marcada por pequeñas alegrías y pequeñas victorias. Celebrarlas significa animar a tu hijo, aquí, a seguir explorando.
- "Hmm, ¡qué bien huele!", el bebé descubre un olor que le gusta, aunque no lo sepa.
- El alimento presentado no fue rechazado inmediatamente, su hijo lo observa (tal vez durante mucho tiempo) antes de intentar probarlo.
- No convencido, probó de todos modos un pequeño bocado (¡te lo sirvo entero, lo pruebas y te lo terminas si te gusta!).
Más allá de la neofobia: construir una relación positiva con la comida
Por tanto, la neofobia es sólo un paso en el camino hacia la autonomía alimentaria. Además, más que un periodo que "superar", considéralo una oportunidad para que tu hijo descubra y construya una relación sana y fluida con la comida...
No obstante, no dudes en consultar a tu pediatra si las dificultades persisten, si te preocupa su salud o si parece rechazar cada vez más alimentos. Mientras tanto, saborea cada cambio como una golosina. Desarrollando hoy una buena relación con la comida, tu hijo sentará las bases de un futuro sereno y pleno.
Puntos clave que hay que recordar:
- La neofobia alimentaria es una etapa normal del desarrollo infantil.
- Mantén la calma, tu calma es contagiosa.
- Deje que su hijo explore a su ritmo.
- Valorar cada paso hacia el descubrimiento.
- Crear un ambiente positivo en torno a las comidas.
- Ofrecer alimentos "puente" conocidos .
- Opte por tranquilizadoras raciones en miniatura.
- Elige recipientes adecuados y tranquilizadores, como el biberón evolutivo.
- Haz que tu hijo participe en la preparación de su plato.
- Confía en el tiempo.
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