El nacimiento de tu hijo te ha sido descrito como maravilloso, único e inolvidable. No te hemos mentido. En cambio, lo que no te hemos dicho es que convertirse en padres pone en cuestión casi todo. Desde tus hábitos de sueño hasta tu relación de pareja, todo cambia. Al mismo tiempo, tienes que aprenderlo todo; desde los primeros biberones que hay que dar, hasta un nuevo nivel de paciencia que hay que encontrar. Y ¡sí! El nacimiento de un hijo es un gran trastorno. Pero, 9 meses para ser padres, ¿es realmente suficiente?
RESUMEN :
- Una decisión de pareja y un acto de amor
- 9 meses para ser padres, ¿es realmente suficiente?
- Relación padres/bebé: cómo afrontar el cansancio y el estrés
- Convertirse en padres y desarrollar tesoros de paciencia
- Tener un hijo y trabajar la polivalencia
- Descubrir la paternidad y convertirse en reyes de la organización
- Convertirse en padres y encontrar su lugar dentro de la pareja que se ha convertido en familia.
- 5 cualidades de los padres de las que pronto podrás presumir
Una decisión de pareja y un acto de amor
Quedarse embarazada, tener un hijo, tener un bebé, convertirse en padres... Si dar la vida se expresa a través de múltiples expresiones, la decisión se toma conjuntamente, de tú a tú y sin intervención externa. Deseando tener un hijo, pero sin haber encontrado un alma gemela, ¿has recurrido a la reproducción asistida? La decisión de ser padre o madre se ha tomado, pues, entre tú y tú, en la intimidad de tu corazón.
9 meses para ser padres, ¿es realmente suficiente?
Formar una familia y pasar de dos a tres (o más) en casa es un auténtico trastorno, una tormenta, pero no en un vaso de agua: en toda tu vida. Así que, es cierto, tenéis 9 meses para prepararos para ser padres, juntos. Pero, ¿es suficiente? ¿Os permitirán estos meses, que pasan como unas semanas, encontrar todas las respuestas a vuestras preguntas y todas las claves de los retos que os esperan?
Ser padres se aprende y lleva tiempo. Por eso, puedes empezar tu iniciación a la paternidad desde las primeras semanas de embarazo leyendo libros y artículos como éste, acogiendo los testimonios de otros padres o cuestionando los tuyos propios, por ejemplo.
Sin embargo, no es imposible que, una vez nacido el bebé, te sientas desamparada. Incluso en pareja, incluso cuidadosamente preparada, incluso bien rodeada. En este sentido, hay un adagio que el equipo de Élhée agradece por haberlo experimentado: "No se nace padre, se llega a serlo " (gracias Françoise Dolto). Además, confía en ti mismo y no tengas miedo de avanzar de la mano, de tantear el terreno, de retroceder a veces, de saltar mejor.
Ante las dudas, cultiva la amabilidad

Como padre, no hay nada más normal que la duda. Si no te ha ocurrido antes, quizá necesites familiarizarte con esta emoción. "¿Lo hacemos así?" " "¿Debo llevarlo ya al médico?" " "¿Estoy haciendo demasiado? ¿O no lo suficiente?" "¿Está contento mi bebé? ¿Está comiendo/durmiendo/bebiendo/digir/creciendo... bien?". En resumen, como comprenderás, ha llegado el momento de acoger las preguntas como vengan y confiar en tu instinto de padre o madre incluso nuevo, incluso inexperto.
Para lograrlo evite cualquier comparación y no responda a los requerimientos . Dejad de lado lo que hacen otros padres, lo que piensan, lo que dicen y cómo ven las cosas. Vosotros sois los padres de vuestro hijo y, aparte de las opiniones que os importen, sólo las vuestras tienen valor.
Al mismo tiempo, no tengas miedo, y mucho menos vergüenza, de pedir ayuda cuando la necesites. . Tus padres, tus suegros, tus amigos y el personal médico con el que trabajes durante los primeros meses de vida de tu bebé pueden aconsejarte.
Por último, para hacer frente a las dudas, cultiva la amabilidad hacia ti mismo. Presta atención a tus propias necesidades y recuerda que, como mamá y papá, acabas de empezar. Convertirse en padres es un proceso de aprendizaje constante que requiere saber cuestionarse y demostrar confianza en uno mismo. Como madre, la matrescencia es un estado en sí mismo.
Relación padres-bebé: cómo afrontar el cansancio y el estrés
Cuando nazca tu bebé, te dirás a ti misma que nunca antes habías estado cansada. Desde el principio, las noches son cortas y los despertares frecuentes. Rápidamente, la atención es permanente y la preocupación frecuente. Omnipresente, el cansancio puede transformarse en agotamiento físico, moral y emocional.
Convertirse en padres y desarrollar tesoros de paciencia
Como padres, aprenderéis rápidamente que algunas cosas están y seguirán estando fuera de vuestro control. Si el bebé se niega a dormir, no hay mucho que puedas hacer al respecto. Sólo puedes esperar a poder dormir también o a trabajar. Con el tiempo, la paternidad te exigirá cada vez más paciencia, sobre todo cuando tengas que repetir, repetir y repetir, o hacer y rehacer... ¡sin perder la paciencia!
Tener un hijo y trabajar la polivalencia
Convertirse en padres también significa aprender a hacer varias cosas al mismo tiempo. Mecer y guardar, llevar y trabajar, dar el biberón y llamar por teléfono... no siempre por elección y a menudo por necesidad. Con el paso de los meses, también descubrirás el arte de tener que gestionar el trabajo, la guardería, el comedor y las citas médicas en el mismo día, o incluso la alegría de cuidar de tu hijo mientras intentas mantener una vida social independiente. #multitarea
Aquí es donde la botella irrompible resulta especialmente interesante. Si la sueltas, rueda. Si se te cae, rebota. Y si quieres, el bebé puede entretenerse jugando con su capota.
Descubrir la paternidad y convertirse en reyes de la organización
El nacimiento de un bebé va acompañado de la entrega de una agenda precisa. De hecho, si puedes, aprovecha el periodo de embarazo para dormir y vivir como quieras. Una vez que nazca su bebé, habrá casi tantas citas como despertares, por no hablar de las visitas de sus seres queridos. Además, tendrás que tener en cuenta los horarios de las comidas y las siestas, y buscar la etiqueta "kids friendly" en el restaurante, o en tu lugar de vacaciones.
Convertirse en padres y encontrar su lugar dentro de la pareja que se ha convertido en familia.
Cuando os fuisteis a vivir juntos, quizá tardasteis un tiempo en encontrar vuestro ritmo, vuestro equilibrio como pareja. Tener un hijo lo pone todo en cuestión, al menos momentáneamente. Los horarios ya no son los mismos, ni tampoco vuestras obligaciones y preocupaciones. Además, desde que sois padres, sois diferentes. Más cansados, más preocupados, también tenéis mucha menos intimidad. Para pasar tranquilamente del modo pareja al modo familia, algunos reservan una tarde a la semana o un fin de semana al mes, mientras que otros prefieren tomarse unos minutos al día, durante la siesta, por ejemplo. Depende de ti encontrar tu nueva forma de trabajar.
5 cualidades parentales de las que pronto podrá presumir

- Observación
Desde el día en que nazca tu hijo, desarrollarás un sentido de la observación (y de la atención) extremadamente preciso. Ningún movimiento, ninguna respiración y, más tarde, ninguna acción o movimiento escaparán a tu vigilancia.
- Escuchar
Como Superwoman, desde los primeros momentos serás capaz de percibir la respiración y reconocer los llantos de tu bebé, estés donde estés. Esto ocurrirá especialmente por la noche, cuando esté tumbado solo en su cama.
- Creatividad
¡Una donación obligatoria con un bebé! Porque quieres hacerle reír, distraerle o apartarle de una gran rabieta, pero también porque te has olvidado su mantita o su bolsa de pañales, tendrás que ser creativo en muchas situaciones. Cómico, cuentacuentos, cantante... ¡la vida de un artista es la tuya!
- Flexibilidad
Personalidad, necesidades, comunicación o circunstancias excepcionales, la paternidad te mostrará todos los colores y tendrás que adaptarte para evitar el estrés excesivo y seguir adelante.
- Y habilidades motoras.
Por un lado, aprenderás a ponerte suavemente un body sobre la cabeza y a asegurar la presión con una mano. Por otro, sabrás enroscar la anilla del biberón con dos dedos y sostener al bebé en su bañera con una mano. También pasará mucho más tiempo agachado en una colchoneta explorando y jugando. Es el desarrollo de la movilidad.
La experiencia de la paternidad ofrece a todo el mundo la oportunidad de enriquecer su abanico de papeles a desempeñar. Amante, padre, deportista o profesional en un campo concreto, cada faceta se combina con las demás para crear un todo, que conforma la riqueza de su personalidad.
La dificultad estriba en encontrar un equilibrio que te permita hacer malabarismos con estos múltiples sombreros y responsabilidades sin dejar de ser un padre realizado, feliz y tranquilo en el día a día.
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